Gota a gota, así es como se fue llenando el vaso. Hubo un momento en el que el vaso se desbordó y al mismo tiempo yo exploté.
Todo lo que tenía acumulado se transformó en palabras, una hermoso discurso sin tiempo para ser elborado. Puede que adecuado a la situación y al momento, pero mis oyentes nunca me habían escuchado expresarme de esa forma. No hubo tiempo para que el miedo se apoderase de mi. Y entonces cuando ya no tuve más que decir me sentí liberada.
Fue cuestión de segundos que me hundiese, y que me pasase la tarde llorando, y que mañana me despierte con los ojos hinchados es ya una realidad. Pero después de todo mi opinión ha quedado clara, ya no me guardo nada dentro, y ahora me toca vivir mi vida.
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