CON UN NUDO EN LA GARGANTA

"Puede que perdamos esta batalla, pero ganaremos la guerra"

Han sido muchos los que han repetido esta frase. Una y otra vez. Pero hoy es cuando verdaderamente me doy cuenta de lo que significa. Puede que haya sido esa angustia que me ha entrado al ver la película donde la escuché. No lo sé, pero creo que la llorera de esta tarde me ha servido para reflexionar. Entre lágrimas de desesperación he encontrado consuelo. Puede que no haya sido a la primera, ni tampoco a la segunda, pero si me aferro a los dichos populares: "A la tercera, va la vencida". 

He tardado semanas en decidirme, meses en conseguir el apoyo de quienes me lo tienen que dar, y un año hasta que ha llegado la oportunidad de intentarlo de nuevo. Pero puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que lo conseguiré. Estudiaré lo que me guste. Y entonces podré presumir de que tanto esfuerzo ha dado sus frutos. ¿Me ha costado darme cuenta? Si. ¿Lo he pasado mal? Demasiado. 

Pongo punto y final a una historia, puede que apta para convertirse en el guión de un corto. Y escribo el principio de otra. Mientras, sigo emocionándome mientras escucho el final de mi película...

" Cuando termina la acción y miramos atrás, entendemos todo más y menos. Una cosa es cierta, antes del ataque de Doolittle, EEUU solo conocía la derrota; después, llego la esperanza. Japón se dio cuenta de que podía perder y empezó a retirarse, EEUU se dio cuenta de que podía ganar y avanzó. Fue una guerra que cambió el mundo. Doris Miller fue el primer negro americano condecorado con la cruz naval, pero no sería el último; entró en la hermandad de los héroes. 

Para nosotros la Segunda Guerra Mundial empezó en Pearl Harbor, y 1117 hombres yacen aún en la tumba del acorazado Arizona. EEUU sufrió, pero se hizo más fuerte. No fue inevitable, los tiempos pusieron a prueba nuestras almas y fue una prueba que superamos."