Tres chicos de una ciudad, pequeña, van de viaje a otra
ciudad, más grande, para ver a su mejor amigo.
Podría ser el resumen de una película de jóvenes pueblerinos sobreviviendo en un mundo diferente al suyo, no lo es. Es la realidad, A., A., A. y A. se van a Madrid a ver a J. Qué casualidad que haya tantas iniciales iguales. Poner la segunda letra sería una solución parcial... ¡Empecemos de nuevo!
Al., Al., Al., y An. se van de viaje a Madrid a ver a J. Puede que suene un poco mejor. Buenas expectativas, aventura inolvidable, y poco presupuesto. Un reto, un intento de supervivencia en una jungla en la que cambiamos rinocerontes por coches y árboles por semáforos. Los ríos son pasos de peatones y las cuevas las bocas del metro. Nuestra casa del árbol será un pequeño piso en la sierra, dormiremos en el suelo.
Ya hemos visitado la capital miles de veces; pero esta vez, sin adultos, será diferente. Tendremos que interpretar esos mapas llenos de líneas de colores, alimentarnos a base de hamburguesas grasientas y donuts duros. Caminaremos de un sito a otro. Visitaremos muchos sitio que conocemos, y también lugares nuevos. De la ciudad azul a la ciudad gris polución.
Un viaje que no es solo un viaje. Es el principio de una larga lista de planes de verano. Estoy deseando estrenar esa libreta, agotar la memoria y batería de mi cámara y escapar de mi habitación.
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