lunes, 27 de febrero de 2012

31.08

Da igual el sitio, el minuto y el segundo. Solo tiene que pasar de la media noche; y entonces, cuando creo que disfruto de un maravilloso momento de placer con un latte ardiente en mi mano, ahí están. Mil lágrimas empiezan a caer por mis mejillas, los ojos se vuelven brillantes pero no exactamente de felicidad. Es angustia, impotencia, tristeza y soledad. Nuestra historia era irreal, y preferí ser egoista conmigo misma.
Un montón de palabras bonitas no podían dar como resultado una novela romántica. El resultado fue desamor, aderezado con un  poco de sexo y sentimientos imperfectos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario