viernes, 9 de marzo de 2012

SABE A LO QUE SABE

Ellos la querían. Se sentía deseada. Y en pocos días se habían añadido varios chicos a la lista. La perfecta historia de (des)amor plasmada en las hojas de un libro. Con olor a café con leche y ficción.  
Suspiros eran lo único que me salían al leer esas páginas.Me acordaba de aquel amor de verano, y del chico del invierno pasado. Tenía en mente a esa gente, esa gente que NO me tenía a mi en sus mentes. Pasear por las calles soleadas y sentarme en un bordillo a leer era lo más parecido a una historia idílica. Con suerte se me acercarían un par de palomas para investirgar el territorio en busca de unas migas de algo. Y podría gastar un poco de tinta emborronando las páginas de mi libreta. Un latte y los ruidos de la plaza me habrían inspirado. Quizás el toque final hubiesen sido un par de horas en tren, perfectas para tachar, reescribir y volver a tachar. Pero es tarde, tengo una enorme cama que calentar y un peluche al que abrazar.

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